La resistencia a la insulina se refiere a una alteración metabólica en donde las células del páncreas (encargadas de la producción de insulina) se ven exhaustas por un largo proceso de estar trabajando al doble de su función normal, con el fin de mantener tus niveles de glucosa por debajo de 100 mg/dl, pero, si no se actúa en etapas tempranas lo más probable es que se desarrolle una Diabetes Mellitus.
La resistencia a la insulina puede estar presente por mucho tiempo, por lo que es uno de los primeros signos de pre diabetes, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Los pacientes con resistencia a insulina son de 3 a 4 veces más propensos a desarrollar diabetes tipo 2 en los primeros 5 años.
La resistencia a la hormona insulina genera un aumento del azúcar en la sangre.
La hormona insulina ayuda a controlar el nivel de azúcar (glucosa) en la sangre. La resistencia a la insulina provoca que las células del cuerpo no respondan normalmente a la insulina. La glucosa no puede ingresar a las células con la misma facilidad, lo que provoca que se acumule en la sangre. Eventualmente, esta complicación puede derivar en diabetes de tipo 2.
La hormona insulina transporta la glucosa de la sangre a las células y les da la energía necesaria para funcionar. La resistencia a la insulina significa que a menor capacidad para responder a la insulina, la cual transporta la glucosa a las células, estas permiten la entrada de glucosa a la sangre pero con lentitud.
En inicios de la enfermedad, los niveles de glucosa en sangre se mantienen en un rango normal porque las células ß del páncreas producen insulina adicional (lo cual causa hiperinsulinemia) para compensar la respuesta disminuida de las células a la insulina. Con el paso del tiempo, las células ß pueden fallar y son incapaces de producir niveles altos de insulina. La cantidad de insulina producida disminuye, y esto hace que se transporte menos glucosa a las células y a que aumente la glucosa en la sangre. Es por eso que los niveles de glucosa en sangre aumentan primero al rango de prediabetes, y luego progresan al rango de diabetes. La resistencia a la insulina es probablemente el resultado de una combinación de susceptibilidad genética, exceso de grasa corporal y actividad física inadecuada. La resistencia a la insulina tiene efectos perjudiciales en todo el Organismo.
Efectos de la resistencia a la insulina en todo el cuerpo:
Cerebro: Las hormonas y los mensajeros químicos en el cerebro pueden hacer que sienta más hambre. Esto puede hacer que coma más y que aumente de peso.
Músculo: Las células musculares permiten la entrada de azúcar en la sangre, pero con lentitud. Esto hace que la cantidad, de azúcar en la sangre esté demasiado alta, el ejercicio permite que los músculos acepten el azúcar más fácilmente.
Hígado: La función del hígado es liberar el azúcar en la sangre uno duerme y en otros momentos en que no se está comiendo, para que el cuerpo tenga energía entre las comidas. La resistencia a la insulina hace que el hígado libere demasiado azúcar.
Páncreas: Al principio, el páncreas produce insulina adicional para compensar y tratar de que el azúcar entre a las células. Con el tiempo, el páncreas pierde su capacidad de producir suficiente insulina para que el azúcar entre a las células. Esto hace que quede demasiado azúcar en el torrente sanguíneo.
Tracto gastrointestinal: Existen hormonas en el intestino que no funcionan bien. Esto hace que haya demasiado azúcar en la sangre y que se produzca más sensación de hambre.
Grasa: A causa de la resistencia a la insulina en su tejido adiposo, la sangre tiene demasiadas grasas. Esto afecta la capacidad del páncreas para producir suficiente insulina y vuelve más difícil la toma de glucosa las células musculares y hepáticas.
Por lo general, la resistencia a la insulina no presenta síntomas.
Pero cuando presenta síntomas estos pueden ser: sentirse cansado la mayor parte del día, dolor de cabeza, mucho sueño después de comer una carga alta de carbohidratos, subir de peso, lesiones en la piel, características que se llaman acantosis nigricans, las puedes detectar muy fácilmente como MANCHAS en el cuello, axila o ingle que dan un aspecto de “suciedad” en la piel.
Para diagnosticarla se pueden utilizar varios métodos. Como medir una glucosa e insulina en ayuno y datos sugerentes a la exploración física. También evaluar tu peso, talla, índice de masa corporal, circunferencia abdominal, para determinar si tienes sobrepeso u obesidad.
El tratamiento incluye cambios en el estilo de vida como la dieta, ejercicio, lo ideal es hacerlo 30 minutos al día al menos 5 días a la semana (150 minutos a la semana en total) y tratamiento farmacológico, el cual debe ser indicado por un médico
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Autor:
Bibliografía: Dr. Germán González de la Cruz., Dr. Andrés León Suárez. Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología